El final de la ciencia ficción

Detalle de la escultura "Apolo y Dafne" de Bernini, realizada en mármol entre 1622 y 1625. Se encuentra en la Galería Borghese en Roma. 


Lisel Mueller (1924). Poeta estadounidense.

Esta no es una fantasía, es nuestra vida.
Somos los personajes
que invadieron la luna,
los que no pueden parar a las computadoras.
Somos los dioses capaces de deshacer
el mundo en siete jornadas.

Las dos manos se detienen al mediodía.
Estamos empezando a vivir para siempre
en mamelucos livianos, de aluminio,
con un número estampado en la espalda.
Sintonizamos nuestras palabras como música funcional.
Y nos escuchamos a través del agua.

El género está muerto. Inventen algo nuevo.
Inventen un hombre y una mujer
desnudos en un jardín,
inventen un hijo que va a salvar al mundo,
un hombre que se lleve a su padre
de una ciudad en llamas.
Inventen un carretel de hilo
que conduzca al héroe a un lugar seguro,
inventen una isla donde abandone
a la mujer que le salvó la vida
sin perder el sueño por esa traición.

Invéntennos como éramos
antes de que el cuerpo nos resplandeciera
y dejáramos de sangrar:
inventen a un pastor que mate a un gigante,
a una chica que se transforme en árbol,
a una mujer que se niegue a dejar atrás
el pasado y se vuelva una estatua de sal,
a un hermano que robe la primogenitura
y se convierta en el líder de una nación.
Inventen las lágrimas verdaderas, el amor imposible,
las palabras antiguas, pronunciadas despacio
y con dificultad, como los primeros pasos
que da un chico para atravesar una sala.

La traducción al español es de Sandra Toro.



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The end of Science Fiction


This is not fantasy, this is our life.
We are the characters
who have invaded the moon,
who cannot stop their computers.
We are the gods who can unmake
the world in seven days.

Both hands are stopped at noon.
We are beginning to live forever,
in lightweight, aluminum bodies
with numbers stamped on our backs.
We dial our words like Muzak.
We hear each other through water.

The genre is dead. Invent something new.
Invent a man and a woman
naked in a garden,
invent a child that will save the world,
a man who carries his father
out of a burning city.
Invent a spool of thread
that leads a hero to safety,
invent an island on which he abandons
the woman who saved his life
with no loss of sleep over his betrayal.

Invent us as we were
before our bodies glittered
and we stopped bleeding:
invent a shepherd who kills a giant,
a girl who grows into a tree,
a woman who refuses to turn
her back on the past and is changed to salt,
a boy who steals his brother's birthright
and becomes the head of a nation.
Invent real tears, hard love,
slow-spoken, ancient words,
difficult as a child's
first steps across a room.