Francisco Toledo


Fragmento de la entrevista “Francisco Toledo, ilustrador de mitos”.
Publicada en Revista Interjet #114, Mayo 2016.



Jan Martínez Ahrens.- Para recordar a los 43 estudiantes desaparecidos hizo papalotes con sus rostros y los puso a volar. ¿Por qué?
Francisco Toledo.- Fue un gesto que preparamos con los niños de la escuela. Hay una costumbre del sur: cuando llega el Día de Muertos se vuelan papalotes porque se cree que las almas bajan por el hilo y llegan a tierra para comer las ofrendas; luego, al terminar la fiesta, vuelven a volar. Como a los estudiantes de Ayotzinapa los habían buscado ya bajo tierra y en el agua, enviamos los papalotes a buscarlos al cielo.

(…)

JMA.- Si me permite, yo le digo una serie de palabras, y usted me dice lo que piensa.
FT.- De acuerdo.

JMA.- Rufino Tamayo.
FT.- Ah, me agarra desprevenido… diría sandías, pintaría sandías con él.

JMA.- París.
FT.- Soledad y encuentros importantes.

JMA.- Ciudad de México.
FT.- Peligros. La primera vez que fui, sufría una enfermedad que no podían curar en el pueblo. Y en esa época corría el rumor de que en la capital se raptaban niños y que luego aparecían en los tamales. Se decía que había que abrir el tamal con cuidado y ver qué carne contenía, porque a veces podías encontrar un dedito. La Ciudad de México me recuerda a un tamal y un dedito de niño.