Ave María Purísima

Mi cuerpo no está hecho de metal,
mi cuerpo no está hecho de madera,
mi cuerpo no está hecho de carbón,
ni de cera


AVE MARÍA PURÍSIMA*

—Sin pecado concebida —respondes, y tiemblo de miedo porque no es la primera vez que me corresponde confesarte. Yo no sé que tienen tus ojos, tus ojos los sinvergüenza que me sonrojan cada vez que me dices la letanía de lujurias que pueden realizarse a los veinte años. Ay, niña, si tus papás supieran. Escucharte implica una confesión con mi superior, aun cuando hay cosas que no digo por temor a que me cambien de parroquia al ver que puedo caer en tentación.

Así ya no podría tener la fantasía de vivir a través de tus pecados.

Cada vez que voy por la calle, te encuentro y me miras, sonrío levemente y tú respondes con un gesto picarón. Me imagino que quieres algo conmigo y tras persignarme con culpa, prisa y arrepentimiento, rezo seis padres nuestros y ocho aves marías conjurando olvido para no recrear las detalladas confesiones de cada sábado por la tarde, esos secretos entre tú y yo, dardos tentadores que me hacen daño.

Como sacerdote y amigo es mi deber advertirte de todo a lo que te expones, pero como hombre es un deleite escucharte, mi cuerpo no está hecho de metal, me estremece la media voz de tus historias, con tus pasiones vueltas crónica fraguas mi delirio... mi cuerpo no está hecho de madera, y porque mi cuerpo no está hecho de carbón ni de cera es que me salvo de doblegarme febril por tus anhelos, o peor aún, derretirme con tu fuego cada vez que acudes en búsqueda de alivio divino, faltas que jugamos a disolver con rezos.

Te he soñado en mis noches, sólo a ti... es terrible, no debería siquiera imaginarlo. Llevo en el pensamiento mi pecado, en mis votos la condena, bajo la sotana la inquietud que en la misa dominical me lleva a evitar la mirada de tus ojos los provocadores que me lastiman, que me arrebatan la concentración en la homilía.

Y es que no sé cómo exorcizarte de mi vida. Por más que trato de hallar sensatez en la oración no lo consigo, pronto me desquitaré de tu abuso sensual, sé que lo haces a propósito, que tus relatos llevan intención de provocarme... aun cuando sé bien que nunca —dada la vida que he elegido, dado el celibato al que me he comprometido— me convertiré en tu amante habitual, aun cuando desbocándome fantasías me incitas a colgar las vestiduras y a ser el hombre en el que me conviertes cada sábado por la tarde cuando te arrodillas ante mí.

El anterior es uno de los relatos del libro "Cantos para ser contados"
de Addy Góngora Basterra que el sábado 28 de agosto a las 8pm
se presentará en el auditorio Hernán Loría de la ciudad de Campeche:
¡todos invitados!

Presentará el libro la escritora e investigadora yucateca María Teresa Mézquita Méndez y el dramaturgo cubano Salvador Lemis. Algunas de las historias serán acompañadas por canciones interpretadas por: Teresita Morales (voz), Karina Morales (voz), Darío Cruz (percusiones), Enrique Caceres (bajo), Daniel Parra (guitarra) y Beatriz Guerrero (guitarra).


*El relato "Ave María Purísima" de Addy Góngora Basterra está hecho con frases de la canción "Mi cuerpo".