Día y Noche



Sin importar geografía, raza o religión, la película que vi ayer en el cine remueve algo cercano al alma: todos crecemos y dejamos atrás los objetos que nos acompañaron en la infancia, dejamos atrás el mundo de la imaginación y de la fantasía para entrar al mundo de la razón, nos preparamos "como adultos" para la vida.

Sin embargo, más que el mensaje de Toy Story 3, fue el cortometraje Día y Noche el gran hallazgo de la función. La animación de Pixar, dirigida por Teddy Newton y proyectado antes de la película, me parece de una creatividad envidiable, con una enseñanza que todos deberíamos digerir entre las palomitas para ejercerla en la vida.

El Día y la Noche, opuestos por naturaleza, diferentes porque así debe ser, aparecen representados por dos seres a través de los cuales podemos ver, literalmente, la vida, lo que tienen a trasluz. Tras una riña donde cada uno muestra sus privilegios, terminan por hacer de esa diferencia un complemento. Éste cortometraje -presten atención a la voz que surge en algún momento de la antena de radio Miedo a lo desconocido... miedo a las nuevas ideas... cuando algo es nuevo lo rechazo inmediatamente... para mí, la cosa más bella de todo el universo, es la misteriosa- nos enseña que lo que al principio nos asusta por ser diferente, tras conocerlo se convierte en algo que nos enriquece. En el caso específico del día y de la noche, si bien son diferentes, si uno no existiera, el otro no tendría razón de ser, se complementan, y es en esa sucesión de días donde transcurre nuestra vida.




Y continúo, porque hablar del día y la noche me trajo al recuerdo algo que tiene que ver con estos dos mundos. En el 2004 escribí una serie de relatos hechos con frases de canciones. Uno de ellos se llama Diálogos*, en él aparecen algunas líneas del bolero "Sombras" (que originalmente fue tango, sus compositores fueron José María Contursi y Francisco Lomuto). El relato tiene mucho que ver con lo anterior, y los personajes que le dan voz a los diálogos son los protagonistas de la noche y el día: la luna y el sol.

DIÁLOGOS

Habla la luna:

Sombras nada más, entre tu vida y mi vida, entre el amor condenado a la unión que sólo se da en el claroscuro de la mañana, del atardecer, en el roce de esos breves instantes cuando el día todavía es noche y la noche todavía es día, el amor que se acaricia en la penumbra, en las sombras de los árboles, de las puertas entreabiertas, en la sombra que en el suelo proyectan amantes que se besan.

Habla el sol:

Qué breve fue tu presencia en mi hastío, yo estoy absolutamente solo. A ti te acompañan estrellas, luciérnagas, los faros de los coches y de las islas, las luces de neón, de bengala, todas las de la ciudad. He perdido la cuenta del tiempo que llevo siguiéndote. A veces logro fundirme en ti, adueñarme egoístamente de tu palidez. Le han llamado eclipse, qué bello nombre para la breve consumación de nuestro amor. Y entonces soy feliz y eso me incita a besar la falda que meces en la orilla de los mares.

Habla la luna:

Echas de menos luces nocturnas y no te das cuenta que yo vivo en eterna oscuridad. Piensa que el azul que tienen el cielo y el mar viven cerrados para mí, que tú tienes todas las tonalidades contra las cuales no puedo competir. Algunas veces logro colarme en tus atardeceres para abrazarme a tu luz en la distancia, luz con la que me vistes, luz que me llena y que, cuando no está, me desviste. Hay noches en las que me haces lucir violeta -el color de los que aman- como cuando hay amor sobre algún puente de Venecia. Cuando hay guerra, cuando sangre se derrama, algo rojo en mí se vierte también. Nada puede esconderse de nosotros: tú y yo, entre sombra y sombra, somos los ojos de la tierra.

Habla el sol:

Los ojos de la tierra... la mirada del mundo... tú con tu mirar nocturno... y yo con la tarea de despertar nidos, niños que arrullaste, sin ver que estoy aquí, perdido en mi soledad, en mi cíclope ascensión. Muchas veces el día se nubla y las horas donde se supone que debo imponer mi ley se vuelven noche y tú no estás, y mi existencia se complica un poco más. Te extraño en los días de lluvia, en los huracanes y tormentas que opacan el brillo que reservo para ti... sombras nada más entre tu amor y mi amor que desde el inicio de los tiempos ha sido imposible. No hay desamor que pueda compararse con el nuestro.









* Diálogos forma parte de los relatos publicados en el libro Cantos para ser contados, publicado por el fondo editorial del Ayuntamiento de Mérida en enero del 2009.