Franz Kafka


Franz Kafka
de la serie Diez retratos de judíos del siglo XX de Andy Warhol, 1980.
©The Andy Warhol Foundation for the Visual Arts

Fragmento de "Cartas a Milena"

Fíjate que Robinson tuvo que hacerse inscribir en la tripulación, tuvo que hacer ese viaje peligroso, padecer un naufragio y muchas otras cosas; a mí me bastaría perderte solamente a tí y ya sería Robinson. Pero lo sería más que él. A él le quedaban la isla, y Viernes, y muchas cosas, y sobre todo el barco que se lo llevó de regreso y convirtió todo lo demás en casi un sueño; yo en cambio no tendría absolutamente nada, ni siquiera el nombre, porque también te lo di. Y en realidad por eso en cierto modo soy independiente de ti, justamente porque la dependencia sobrepasa todos los límites. El "una cosa o la otra" es demasiado vasto. O eres mía, y en ese caso todo está bien, o te pierdo, y en ese caso no puede decirse que todo esté más menos mal, porque ya no hay todo ni hay nada, ya no quedan ni celos ni padecimiento ni ansiedad, absolutamente nada.

Y en verdad es hasta cierto punto una blasfemia construir tanto sobre una persona; por eso mismo penetra el temor en los cimientos, pero no es el temor por ti, sino el temor de haberse atrevido a construir de ese modo. Y por eso, como resistencia (aunque probablemente ha sido así desde un principio), se mezclan tantas cosas divinas en tu amado rostro terreno.

Así que Sansón ya le ha confiado su secreto a Dalila, y Dalila puede cortarle el pelo, que como preparación tantas veces le ha acariciado; pero ¡que lo haga!

Mientras no posea ella un secreto similar, no tiene absolutamente ninguna importancia.



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