Eugenio Montejo


© Bob Mitchell

MANOA

No vi a Manoa, no hallé sus torres en el aire,
ningún indicio de sus piedras.

Seguí el cortejo de sombras ilusorias

que dibujan sus mapas.
Crucé el río de los tigres
y el hervor del silencio en los pantanos.
Nada vi parecido a Manoa
ni a su leyenda.

Anduve absorto detrás del arco iris

que se curva hacia el sur y no se alcanza.
Manoa no estaba allí, quedaba a leguas de esos mundos,
–siempre más lejos.

Ya fatigado de buscarla me detengo,

¿qué me importa el hallazgo de sus torres?
Manoa no fue cantada como Troya
ni cayó en sitio
ni grabó sus paredes con hexámetros.
Manoa no es un lugar
sino un sentimiento.

A veces en un rostro, un paisaje, una calle

su sol de pronto resplandece.
Toda mujer que amamos se vuelve Manoa
sin darnos cuenta.
Manoa es la otra luz del horizonte,
quien sueña puede divisarla, va en camino,
pero quien ama ya llegó, ya vive en ella.

Eugenio Montejo nació en Caracas en 1938 y murió el 5 de junio del 2007. 
Hace unos años fue maravilloso encontrar sus versos en una escena de la película de González Iñárritu 21 Gramos, donde Sean Penn le dice a Naomi Watts: "La tierra giró para acercarnos, giró sobre sí misma y en nosotros, hasta juntarnos por fin en este sueño".
El poema Manoa pertenece al libro Trópico Absoluto (Fundarte, 1982).