Nubes, Jacinto, nubes.


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Ermilo Abreu Gómez. 
Tomado del libro Canek

10


El sol se deslíe en viento de brasa.

—Niño Guy —dijo Canek—, ni una nube.
Si no llueve pronto, se perderán las cosechas.

Al día siguiente Guy encendió una hoguera y con ímpetu se puso a soplar con su boca y a aventar con las manos las columnas de humo que subían.

Canek le preguntó:

—¿Qué haces?
—Nubes, Jacinto, nubes.