Lewis Carroll




Fragmento del capítulo 6 de “Alicia en el país de las maravillas”.

Al verla, el Gato se limitó a sonreír. "Parece simpático", aunque con esas uñas tan largas y tantos dientes mejor sería tratarlo con respeto.
—Gato Cheshire —comenzó con cierto temor, sin saber si le agradaría ese nombre.
Él sólo sonrío un poco más.
"Parece que eso le gusta". Prosiguió: —¿Podría decirme, por favor, qué camino debo tomar desde aquí?
—Eso depende de a dónde quieras ir —respondió el Gato.
—A decir verdad no me importa mucho...
—Entonces no importa qué camino tomes...
—... siempre y cuando llegue a alguna parte —continuó Alicia a modo de explicación.
—¡Oh, llegarás, puedes estar segura, si caminas lo suficiente!
Eso era innegable, por lo que trató con otra pregunta:
—¿Qué clase de personas viven por aquí?
—Hacia allá —respondió el Gato, señalando con su pata derecha— vive un Sombrerero y hacia allá vive una Liebre de Marzo. Visita a cualquiera de ellos: ambos están locos.
—Pero yo no quiero estar entre locos —protestó Alicia.
—¡Oh, eso no puedes evitarlo! Todos estamos locos por aquí. Yo estoy loco y tú estás loca —respondió el Gato.
—¿Cómo sé si estoy loca? —preguntó Alicia.
—Debes estarlo —contestó el Gato— o no hubieras venido aquí.

(...)

—Muy bien —contestó el Gato— y se esfumó muy despacio, comenzando por la punta de la cola y terminando con la sonrisa, que permaneció un rato después de haber desaparecido el resto del cuerpo.
"¡Uf! He visto a menudo gatos sin sonrisa —pensó Alicia—. ¡Pero una sonrisa sin gato es lo más extraño que vi en mi vida!".