La camisa del escritor



Fragmento del discurso de Fernando del Paso al recibir el Premio Cervantes.

La vida ha sido bastante cuata conmigo.

Hace mucho tiempo el joven poeta mexicano tabasqueño, José Carlos Becerra, obtuvo una beca Guggenheim y con ella se fue a Londres con el propósito de comprar un automóvil con el cual recorrer toda Europa. Una madrugada, camino a Bríndisi, en Italia, no se sabe qué sucedió: tal vez se quedó dormido al volante, el caso es que se desbarrancó y se mató. Yo llegué también con mi beca Guggenheim a Londres pocos meses después y me alojé en la casa del mismo amigo mutuo, Alberto Díaz Lastra, en donde él se había alojado. Allí, José Carlos olvidó una camisa que yo heredé. Desde entonces, cada vez que yo sentía pereza de escribir, desánimo o escepticismo, me ponía la camisa y comenzaba a trabajar. Consideré que yo tenía un deber hacia aquellos artistas, hombres y mujeres, cuya muerte prematura les impidió decir lo que tenían que decir. Por eso esa camisa tiene tanta importancia en mi vida. Depositarla en la Caja de las Letras no significa que no vuelva yo a escribir: la magnificencia e importancia del Premio de Literatura Española Cervantes, me obliga moralmente a hacerlo y así lo haré: me pondré la camisa, así sea metafóricamente, una y otra vez, hasta que se acabe (no la camisa sino mi vida).