Pero qué poco nos enseñan de amor...


Ayer empezaron las clases en la universidad.


Entre ayer y hoy conocí a los nuevos alumnos que tendré en la materia de Historia del Arte y me reencontré con los que ahora estarán en segundo semestre. La primera clase la hemos dedicado a conversar, a conocernos, a reconocernos. Admiro a mis alumnos por su valentía y por su constancia, por su voluntad de aprender, por su talento; muchos de ellos han tenido que enfrentar a quienes les cuestionan con desaliento por qué estudiar Artes Visuales, tanto como muchas veces yo me enfrento a quienes me dicen que dar clase paga poco y apenas alcanza para vivir.


Es cierto, en México ser maestro no es un trabajo bien pagado, no alcanza para vivir, pero si no doy esta clase, me muero. Las horas que tengo en la universidad son un pretexto para hablar de la vida, de lo que siento (¿quién habla, verdaderamente, de sentir hoy en los salones?), de pasión, de la belleza que otros nos han legado, son un pretexto para hablar de lo que me apasiona, son una manera de conocer a personas que, como yo, los mueve el arte para vivir. O como diría "Mal Bicho", la canción de Los Fabulosos Cadillac: "En la escuela nos enseñan a memorizar fechas de batallas, pero qué poco nos enseñan de amor". De ese sentir del que hablaba hace un momento.


En estos dos días he hablado con mis alumnos de cosas importantes que tenemos en común y cosas importantes que cada uno vive. Ellos hacen por mí lo que no hace nadie, porque las cosas que pasan en un salón de clase son muy diferentes a las que suceden fuera de él. Así que estoy llena de gratitud -¡y apenas hemos tenido una clase!- por las conversaciones que hemos tenido. Es triste darse cuenta de que las personas cada vez van olvidando lo que es conversar, el arte de hablar, de hablar bien, sin quedarse en lo superficial. Hoy hubo varios momentos en los que logramos conversar y escucharnos unos a otros con profundidad.


Por eso quiero compartir este video que habla de la gratitud, de cuando hacemos algo por alguien o de cuando alguien hace algo por nosotros. Hay un mundo mejor y ese mundo mejor lo tiene cada uno dentro de sí mismo. Este video es muestra de ello; nos asombra lo que otros pueden hacer por nosotros porque poco a poco nos olvidamos de cómo saber recibir gratuitamente algo que alguien hace por nosotros por la mera voluntad de hacerlo.


Todas las personas tenemos la vida de otras personas a la mano, por lo tanto creo que todos podemos ejercer un cambio, sembrar una voluntad, hacer crecer algo. Hacer que alguien quiera hacer algo por los demás. En mi caso, hablar de Historia del Arte por las mañanas es sembrar algo, es una alegría que comparto con quienes me acompañan cumpliendo con una matrícula de universidad... porque a la larga, lo que se ve en una materia, termina siendo algo que te acompaña de por vida.


Lo que no nace, no crece, así que deseo un nuevos brotes en este semestre.


Addy