La muerte del genio

Ayer por la noche, buscando un papel que no encontré, hallé otro con una canción escrita en tinta azul. Se la escuché a una gitana hace como diez años en un café donde había una guitarra, diez mesitas y poca gente. La canción se llama La muerte del genio. Cantaba la gitana:

“Entre mis redes cayó una estrella”
grita una araña saltado al aire
y alza en sus patas a una luciérnaga
que lanza lluvia de claridades.

“Y aquí te cuelgo como una lámpara
sobre la gloria de mis telares
para que alumbres toda la noche
para que alumbres toda la noche”.

“Quieres que alumbre mi propia cárcel
quieres que alumbre mi propia cárcel
si tú me amarras con tus cadenas
antes del alba voy a apagarme
¿o acaso piensas que estando presa
podrá mi alma brillar como antes?”

Y al otro día del bicho de oro
y al otro día del bicho de oro
únicamente cuelga el cadáver
pues solamente los genios brillan
donde no mueren las libertades.

Cuando terminó de cantar, la gitana se acercó a mi mesa y platicamos, entre otras cosas, de lo simbólica que nos parecía la canción. Antes de irse me la escribió a puño y letra para que siempre, dijo, ande por la vida atenta a redes de araña… pueden ser tantas, dijo, pero tu no olvides esta historia, ten, llévatela como amuleto y prevención.


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