Faubourg Saint-Denis



Dejaste Boston para trasladarte a París,
a un piso pequeño de la calle Faubourg Saint-Denis.

Yo te enseñé el barrio, mis bares, mi colegio.
Te presenté a mis amigos, a mis padres.

Escuché los textos que tú ensayabas,
tus cantos, tus esperanzas,
tus deseos, tu música.
Tú escuchaste la mía;
mi italiano, mi alemán,
mi poco ruso.

Yo te regalé un walkman;
tú me regalaste una almohada.

Y un día
me besaste.

El tiempo pasaba.
El tiempo volaba.

Y todo parecía tan fácil,
tan sencillo, tan libre,
tan nuevo y tan único.

Íbamos al cine,
íbamos a bailar,
íbamos de compras.
Reíamos;
tú llorabas.
Nadábamos,
fumábamos,
nos afeitábamos.

De vez en cuando tú gritabas
sin ningún motivo...
o con motivo, a veces;
sí, a veces tenías motivo.

Yo te acompañaba al conservatorio;
yo estudiaba para mis examenes.
Yo escuchaba tus ejercicios de canto,
tus esperanzas, tus deseos, tu música.
Tú escuchabas la mía.

Los dos estábamos cerca,
tan cerca,
siempre tan cerca.

Íbamos al cine,
íbamos a nadar,
nos reíamos juntos,
tú gritabas
con motivo a veces,
y otras sin motivo.

El tiempo pasaba.
El tiempo volaba.

Yo te acompañaba al conservatorio,
yo estudiaba para mis examenes.

Tú me escuchabas hablar en italiano,
en alemán, en ruso, en francés.

Yo estudiaba para mis examenes,
tú gritabas
a veces con motivo,
el tiempo pasaba sin motivo,
tú gritabas
sin motivo.

Yo estudiaba para mis examenes,
mis examenes
mis examenes.

El tiempo pasaba
tú gritabas
tú gritabas
tú gritabas...

Yo iba al cine.


*

Yo fui al cine.

Uno o dos años atrás. No recuerdo cuando. Y fui sin saber exactamente lo que vería. Era de noche. Estaba en cartelera Paris je t´aime. Entré. No me gustó. Bueno, un poco, algunos momentos. Es un largometraje conformado por varios cortometrajes que cuentan el amor en distintas facetas cuyo telón de fondo es París.

... siempre nos quedará París...

Faubourg Saint-Denis del director Tom Tykwer (que posteriormente hiciera "El Perfume") forma parte de la película. Es una obra de arte en menos de siete minutos. A partir del minuto 3:25, Tykwer descarrila una sucesión de imágenes ágiles y bien logradas que acentúan la voz afrancesada del ciego narrador enamorado de Natalie Portman, el relato de, como diría el bolero, la histora de un amor.






... y todo era un simulacro, las líneas de un ensayo dichas de memoria... un susto al corazón que tuvo a tiempo un ring ring redentor con esa voz... con su voz...

Yo iba al cine.

Y todo parecía tan fácil,
tan sencillo, tan libre,
tan nuevo y tan único.


*