La efímera libertad de la danza

Acabo de leer esto y me es irresistible compatirlo. Más aún porque ayer fui a La Viruta, una milonga porteña donde quien no baila hace suyo el gozo mirando a quienes sí lo hacen. Hay danzas, como el tango o la milonga, en las que a veces la música permite escuchar algo que está por debajo de la música misma: los pasos que bailando se arrastran. Quienes tengan oportunidad de acudir a una milonga o algún lugar donde se baile, presten atención a ese otro sonido que está por debajo de la gente, por debajo del sonido que domina... y me cuentan lo que escuchen, a ver si coincidimos...





© James Sparshatt


El amor literaturiza al cuerpo y la danza tiende a liberarlo. Todo ser humano intenta "recordar" con su cuerpo a todos los demás cuerpos con los cuales ha entrado en contacto a través del acto amoroso. Amar es recordar, no poder prescindir de la memoria de... Pero el amor, hasta el amor, es un fenómeno que termina. Uno deja de amar cuando ha olvidado definitivamente. En este sentido el cuerpo tiene una gran memoria... relativa. En nosotros se hallan presentes el cuerpo de la madre, los primeros regodeos sexuales, los cuerpos y las acciones de los seres amados. Pero en nosotros --a diferencia de los animales-- el registro de la figura amada termina por ser una imagen, una descripción literaria. Un recuerdo de palabras. Una especie de "olvido por distinta vía". La danza, gracias a su naturaleza, nos muestra y nos enseña lo efímero, la función y la belleza de lo instantáneo. Es la antítesis de la literatura. Si amáramos como danzamos, seríamos seres más libres. La verdadera danza jamás desea convertirse en registro. Al gran bailarín, a la gran bailarina no le importa "trascender" en la misma forma que interesa al escritor quien, aun sin pensarlo, mantiene consignados sus deseos y sentimientos durante el acto creativo. La danza ocurre en un momento y en seguida se extingue. El film, la videocassette, el texto descriptivo, la foto de danza son sólo fichas para la historia de un instante o una secuencia vertiginosa. La danza es, antes que nada, una muestra de efímera libertad. El cuerpo libre, ciertamente, carece de memoria.



Alberto Dallal: "Danza como lenguaje, danza como expresión. Algunas consideraciones teóricas", La danza contra la muerte, Instituto de Investigaciones Estéticas, Monografías de Arte 12, UNAM, 1979, pp. 27-40.

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