Miran hacia delante
como las vías del tren.
Del pasado les queda
alguna pertenencia:
una fotografía,
un recuerdo fugaz,
algún aroma que se desvanece
con el amanecer.
Su presente tiene la dimensión
de sus zapatos:
única patria temporal,
único hogar seguro.
Desafiantes abordan la distancia
como quien decide
dominar a una bestia
sentándose en su lomo.
Una victoria íntima
alimenta sus sueños:
cruzar el vacío
como quien cruza una frontera.
Cuando escucho el lamento del tren
pienso que ahí van ellos
los ángeles de hierro,
los guerreros del tiempo
dispuestos a atravesar los llanos
heridos por la noche
y ese silbido grave
me abre un país inhóspito
en el pecho.
Poema inédito publicado en el Periódico de Poesía de la UNAM, No. 100, junio 2017, Año 9.