Marianne Kehoe.
El azul eléctrico del cielo me acaricia mientras me recuesto
en mi estera para una sesión matutina de yoga en medio
del jardín amurallado.
Las naranjas de piel verde se esconden en la densidad de las
hojas del árbol y sus sombras se acercan con cada cambio
de postura.
Tres cotorros estridentes responden a mi saludo al sol
con verdes flashazos que tocan y caen como dardos
sobre el muro.
Los insectos marchan hacia adelante para inspeccionar el
hule rosa de mi estera que interrumpe su travesía diaria
desde el cactus hasta el estanque.
Como un cisne, me sumerjo y me balanceo, elevo mis ojos
hacia un punto en la pared que me llena de optimismo:
dos mechones de pasto han encontrado un sitio para crecer
en medio de una seca grieta en lo alto del muro anaranjado
de cemento.
Tomado del libro "Sinfonía de la escarpa".
Publicado por SEDECULTA en el 2013.