Carmen Villoro. Poeta Mexicana.
Tomado del libro "Jugo de naranja".
Hacer palomitas es tu sortilegio preferido. Dos cucharadas de aceite hacen brillar el fondo de la olla donde esparces las semillas doradas. Sobre ellas viertes la sal como polvos mágicos. Con la olla a fuego lento, escuchas la primera explosión, seguida de una pirotecnia de juguete, tormenta de estallidos diminutos que poco a poco amaina. La destapas a punto de derramar su contenido de nubes pequeñísimas, el cielo aborregado que sirves en los platos y que, fugaz, se disuelve en tu boca como un sacramento cotidiano.