Mérida intíma

6 de enero de 2014:
472 aniversario de fundación de la ciudad de Mérida.


Por Roger Cicero Mac- Kinney*.


I

A más de cuatro siglos de nacida,
Mérida, te contemplo y te respiro,
y no puedo evitar que algún suspiro
exhale mi poesía por tu vida.

Te tengo por las venas adherida
a este mi corazón, y a cada giro
de tus veletas últimas que miro,
siento tu brisa un tanto entristecida.

Y es que el tiempo no frena su carrera:
casi todo lo cambia, o lo arrasa
como las sombras a la luz del día.

Pero mientras adorne una palmera
tu imagen de verdad y fantasía,
Mérida, seguirás siendo mi casa.


II

Eres mi hogar, y por lo tanto eres
el texto manuscrito de mi diario;
eres mi indestructible calendario
y hasta el río de mi sangre, si lo quieres.

La más piadosa tú de las mujeres,
la que ha hecho de mi alma su santuario,
la que compendia mi devocionario
y alimenta mi fe, ésta tú eres.

Y aquí en secreto, Mérida: a veces
se me hace que te llevo de la mano
y velo tu descanso en cada estrella;

que envejece mi paso y tú no creces,
que yo soy el galán, tú, la doncella…
o la niña indefensa y yo el hermano.



III

Beso pétalo a pétalo tus flores
y se perfuma el beso y se matiza;
beso tus tardes, y se me idealiza
el beso por besar tantos colores.

Y es así que me lleno de esplendores,
Mérida, por mitad blanca y cobriza;
niña, doncella o maternal mestiza,
¡fiesta de pueblo echando voladores!

Juegas aún, y al mismo tiempo rezas;
te explayas por ligeras avenidas
y en el suburbio, quieta te recoges.

Estática o fugaz, de las tristezas
no estás al margen como yo. Y me acoges,
y juntos nos curamos las heridas.


* Roger Cicero Mac- Kinney (1929). Poeta Yucateco.
Poesía tomada del libro: "Arquitectura de las palabras. 
Voces merideñas - Voces meridanas.
Antología poética de las Méridas Americanas",
al que puede accederse dando click aquí.