Virgina Woolf.
Fragmento que encontré al abrir al azar mi ejemplar de la novela "Las Olas", publicada en 1931.
¿Cómo regresa al mundo la luz después del eclipse de sol? Milagrosamente. Frágilmente. Con finas rayas. Cuelga como una jaula de cristal. Es un círculo al que fracturará una menuda jarra. Ahí hay una chispa. Y a continuación un brote ceniciento. Después un vapor como si la tierra estuviera inspirando y espirando, una, dos veces, por ver primera. Y entonces, bajo el aburrimiento, alguien camina con una luz verde. Entonces se desgaja un blanco fantasma.
Laten de azul y verde los bosques, y gradualmente los campos se embeben de rojo, amarillo y marrón. De repente, un río arrebata un azul claro.
La tierra absorbe color como una esponja que bebe agua lentamente. Adquiere peso, se redondea, cuelga pendiente, se estabiliza y se mueve bajo nuestros pies.
Así es como regresó a mi el paisaje; así es como vi los campos rodar con olas de color bajo de mí...