"Los amantes de Valdaro". Un grupo de arqueólogos desenterró en 2007 dos esqueletos del periodo neolítico que llevaban abrazados más de 5000 años. El hallazgo fue realizado a las afueras de Mantua, Italia. Esta es probablemente la muestra de amor más prolongada en la historia de la humanidad.
La próxima vez que vayan a una librería pregunten por el libro de Víctor Hugo, "Nuestra Señora de París" y lean el final. Ahora, al ver esta imagen de "Los amantes de Valdaro", un abrazo de 5 mil años, recordé ese último párrafo... si alguien lo tiene a mano y lo puede compartir aquí, se lo agradeceré.
... eso escribí hace un momento en la página que Letranías tiene en Facebook y, pocos minutos después, dos lectores (Alicia Carrasco y Carlos Castillo) teclearon el siguiente párrafo:
... se encontraron entre aquel montón horrible de restos humanos dos esqueletos, uno de los cuales estaba extrañamente abrazado al otro. Uno de los dos esqueletos, que era el de una mujer, conservaba aún algunos jirones de vestido, con todas las apariencias de haber sido un tejido blanco. Se veía también en torno a su cuello, un collar con cuentas de azabache, y un bolsito de seda, adornado con abalorios verdes que aparecía abierto y vacío. Era tan escaso el valor de aquellos objetos que no habían llegado a interesar al verdugo. El otro esqueleto que tan estrechamente estaba abrazado al primero, era de un hombre. Se observó que tenía desviada la columna vertebral, que la cabeza se unía directamente con los omóplatos y una de sus piernas era más corta que la otra. No presentaba, por otra parte, ninguna ruptura vertebral en la nuca y era evidente que no había muerto ahorcado. El hombre a quien hubiera pertenecido debía, pues, haber llegado hasta allí y allí haber muerto. Cuando se pretendió separarlo del otro esqueleto al que estaba abrazado, se deshizo en polvo.
Esmeralda y el Jorobado... un final que siempre releo en las librerías cada vez que me encuentro esta obra de Víctor Hugo. Y ahora, al leer el comentario en Letranías del Facebook, no pude evitar compartirlo tras evocarlo en la fotografía de "Los amantes de Valdaro".
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