Letras con rabito y Penélope escritora


Nunca me ha gustado escribir en hojas cuadriculadas. 

Siento que los cuadritos encarcelan, que le quitan libertad a la caligrafía. Las hojas a rayas me son tolerables, pero si de elegir se trata, procuro escribir sin el equilibrio de una raya... además de que a las letras como la g, la p, la y, la q… o para cualquier otra que aunque no tenga se le agregue rabito, la raya atravesada les resta personalidad. Así que por esa cuestión de libertad, por respeto a las letras completas y por puritita maña, desde hace años siempre que quiero una libreta procuro que sea de hojas lisas.

Ayer caí a mis libretas de tiempos universitarios. Mundo perdido y recuperado entre plumazos. Incluso tintas que ya no volveré a ver, porque Anna ya no está y sin embargo sigue estando en mis notas de la universidad. 

Cuán amada e invaluable es la caligrafía de alguien que ha muerto y que, sin embargo, nos sigue hablando en lo que escribió. Es inconfundible la caligrafía de mi amiga. A veces, en libros que tiene su madre, veo su letrita y siento una nostalgia que sólo a quien le haya pasado algo así podría entender.  A Anna sí le gustaban las hojas a rayas. En vez de libreta tenía un montón de blocksitos de hojas amarillas en los que escribía con tinta azul.

Además de Anna, me encontré la letra Víctor —también compañero de la universidad— en el margen de unas fotocopias. Lo ahí escrito hablaba de la luna, y a propósito de la luna llena de ayer... ♫ De las lunas la de octubre es mas hermosa, porque en ella se refleja la quietud de dos almas que han querido ser dichosas... ♫ cantara Pedro Infante, lo compartí en Letranías bajo el título “Luna olvidada”... ¡qué sabroso además encontrarme su texto en un día de luna llena!

Fue así como me encontré al reverso de unas fotocopias algo mío.  Letras libres sin cuadrículas ni rayas en la “espalda” lisa de una hoja fotocopiada y que hoy comparto, después de unos años de olvido, porque está fechado en octubre del 2001.

Penélope y los pretendientes. 1912.
Obra de John William Waterhouse.


Penélope escritora

Penélope continúa escribiendo para tejer las horas y atrapar los meses en una inmensa red. Red que la salva de caer, red de palabras que sólo hablan de él.  Afuera llueve, se desata la tormenta, toda la población se envuelve en tempestades. Penélope inquieta, sabia, fiel, atenta e impecable espera que del mar surja el navío. Teje para distraerse, rompe hilos, borra, escribe, cambia letras, confunde el sonido de la lluvia con el de pasos que se acercan. Penélope vigila, duerme poco, no llora porque sabe que él volverá. No sabe cuando, pero sabe que llueve, que hay tormentas, que el tiempo pasa. Que bajo el cielo de otros mares él la lleva como un talismán. Penélope se sabe brújula, puerto, muelle. Penélope continúa escribiendo. Penélope no se cansa de esperar. Teje amores con agujas de promesas, hilos de sueños, desbarata y vuelve a costurar.

Addy Góngora Basterra.