José Emilio Pacheco: “La lengua constituye mi riqueza”
En una ceremonia breve y emotiva, el gran poeta mexicano recibió el Premio Cervantes de manos de los reyes de España.
Publicado hoy en El Universal
Ana Anabitarte. Corresponsal.
MADRID.- El escritor José Emilio Pacheco vivió ayer uno de los días más emocionantes de su vida. Acompañado por Cristina, su mujer, y sus dos hijas, Laura Emilia y Cecilia, recibió de manos del rey Juan Carlos el Premio Cervantes, el más prestigioso de las letras españolas, en el pequeño paraninfo de la Universidad de Alcalá de Henares, localidad situada a pocos kilómetros de Madrid y donde nació el creador de El Quijote.
Su discurso fue muy breve, de los más breves que se han escuchado nunca en la historia del Cervantes, quizá porque el poeta siempre ha dicho que le aburren espantosamente. El acto fue muy emotivo, cercano y no faltaron las anécdotas. Antes de comenzar, cuando iba a pasar por el detector de seguridad, a Pacheco se le bajaron los pantalones. Lejos de ponerse nervioso, se rió argumentando que no le habían puesto tirantes, y que ése era el mejor remedio contra la vanidad. “De repente eres un ser humano como cualquier otro”, dijo y se rió.
Pacheco comenzó su lectura recordando dos fechas: 1547, año en que nació Cervantes; y 1947, cuando con apenas ocho años él acudió por primera vez al Palacio de Bellas Artes para asistir a una representación teatral de El Quijote.
“En aquella mañana tan remota descubro que hay otra realidad llamada ficción. Me es revelado también que mi habla de todos los días, la lengua en que nací y constituye mi única riqueza, puede ser, para quien sepa emplearla, algo semejante a la música del espectáculo, los colores de la ropa y de las casas que iluminan el escenario”, añadió. “He entrado sin saberlo en lo que Carlos Fuentes define como ‘el territorio de La Mancha’. Ya nunca voy a abandonarlo”.
Las humillaciones de Cervantes
Para Pacheco, El Quijote “no es cosa de risa”. Al escritor le parece muy triste cuanto le sucede al personaje, y comentó que Cervantes lo escribió “como venganza por todo lo que sufrió hasta el último día de su existencia”.
“No hay en la literatura española una vida más llena de humillaciones y fracasos. Se dirá que gracias a esto hizo su obra maestra”. El poeta dijo que recibir el galardón, dotado con 170 mil dólares (2 millones 125 mil pesos, aproximadamente) le pareció “una irrealidad quijotesca”, y que en realidad le hubiera gustado que hubiera sido para Cervantes. “Cómo hubiera aliviado sus últimos años el recibirlo. Se sabe que el inmenso éxito de su libro en poco o nada remedió su penuria”, lamentó.
Hizo gala de su sentido del humor al asegurar cuánto nos duele ver a Cervantes o ver a su rival, Lope de Vega, humillándose ante los duques, condes y marqueses. “La situación sólo ha cambiado de nombres. Casi todos los escritores somos, a querer o no, miembros de una orden mendicante. No es culpa de nuestra vileza esencial, sino de un acontecimiento ya bimilenario que tiende a agudizarse en la era electrónica”. Una era la que vivimos en la que Internet es al mismo tiempo “la cámara de los horrores y el Retablo de Maravillas”, dijo provocando la risa del presidente español.
El galardonado concluyó su discurso refiriéndose a otro año: 2010. “Nada de lo que ocurre en este cruel 2010 -de los terremotos a la nube de ceniza, de la miseria creciente a la inusitada violencia que devasta a países como México- era previsible al comenzar el año”, aseguró. “Todo cambia día a día, todo se corrompe, todo se destruye. Sin embargo, en medio de la catástrofe, al centro del horror que nos cerca por todas partes, siguen en pie, y hoy como nunca son capaces de darnos respuestas, el misterio y la gloria del Quijote”, aseguró.
En defensa contra el vacío
La ministra de Cultura, Ángeles González-Sinde, definió al poeta como “un maestro en el misterio del manejo del tiempo y un gran fabulista”. Dijo que con su lenguaje “nos ha dicho que no estaremos en la Tierra para siempre, sólo un instante breve; nos ha enseñado que hay defensa contra el vacío y que se puede tener conciencia del tiempo”.
González Sinde elogió la humildad de un hombre que “entre ser admirado y conectar, elige la humildad, decide conectar, una decisión que le ha llevado a firmar algunos de los poemas más compasivos y solidarios del último medio siglo”. Versos que, opinó, nos ayudan a ser mejores ante nosotros mismos, frente a la violencia y la crueldad”.
Por su parte, el rey Juan Carlos destacó la diversidad creativa en géneros y estilos de José Emilio Pacheco. “Su pluma rezuma bondad y modestia, humanidad y compromiso fraterno”; Pacheco “nos adentra en un mundo poético marcado por la conciencia de lo efímero y su poesía es entendida casi como un producto social de todos y para todos”.
El monarca le agradeció a Pacheco su generosa labor de investigación y divulgación de otros creadores mexicanos y el fomento al estudio y recuperación de autores menos conocidos.
Al acto asistieron el presidente del gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, y su esposa, Sonsoles; la presidenta de Conaculta, Consuelo Sáizar; la directora del Instituto Cervantes, Carmen Caffarel, y el director de la Real Academia Española, Víctor García de la Concha, entre otros.
Tras concluir, del brazo de la reina Sofía, José Emilio Pacheco recorrió las dependencias de la universidad, inauguró una exposición de fotografía sobre su vida y obra, “El mar no tiene dioses”; a la salida escuchó de boca de la tuna, canciones mexicanas como “¡Ay, Jalisco, no te rajes!” y “La Adelita”.