Hormigas robándose relojes. ©Fotografía de Richard Morrell. |
Le angustia mirar el reloj. El reloj es consciente de esa angustia y se para. El tiempo se detiene. Pero no hay más paraísos que los paraísos perdidos y el reloj, compasivo, vuelve a marcar la huída de las horas.
Juan Yanes
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Además de ser español, ¿quién es Juan Yanes?
«Por mi parte, soy duro de nariz, mínimo de ojos, escaso de pelo en la cabeza, creciente de abdomen, ancho de suelas, generoso de amores, imposible de cálculos, tierno de manos, inoxidable de corazón, admirador de escarabajos, amigo de mis amigos, horrendo administrador, investigador en mercados, oscuro en las bibliotecas, lentísimo en las contestaciones, ocurrentes años después, resplandeciente con mi cuaderno, monumental de apetito, tigre para dormir, trabajador invisible, desordenado, persistente, profesor por predestinación y tonto de capirote». Esta es más o menos (he metido algunas morcillas) la definición de sí mismo que daba el gran Pablo Neruda ¡Me identifico con tantas autobiografías! Me gustaba la del poeta checo Jaroslav Seifert: «leía versos apasionadamente, me gustaba la música y siempre vagaba sorprendido de belleza en belleza. Mas apenas vi por vez primera la imagen de una mujer desnuda comencé a creer en los milagros». Pero no me debería definir, porque soy el autor de este aparejo que se llama “Máquina de coser palabras”. Lo sustancial de alguien que hace estas cosas es lo que escribe. Lo de menos es saber si tiene perro, o si va al trabajo en bicicleta.