Fragmento del capítulo 6 de “Alicia en el país de las maravillas”.
Al verla, el Gato se limitó a sonreír. "Parece simpático", aunque con esas uñas tan largas y tantos dientes mejor sería tratarlo con respeto.
Al verla, el Gato se limitó a sonreír. "Parece simpático", aunque con esas uñas tan largas y tantos dientes mejor sería tratarlo con respeto.
—Gato Cheshire —comenzó
con cierto temor, sin saber si le agradaría ese nombre.
Él sólo sonrío un
poco más.
"Parece que eso
le gusta". Prosiguió: —¿Podría decirme, por favor, qué camino debo tomar
desde aquí?
—Eso depende de a
dónde quieras ir —respondió el Gato.
—A decir verdad no me
importa mucho...
—Entonces no importa
qué camino tomes...
—... siempre y cuando
llegue a alguna parte —continuó Alicia a modo de explicación.
—¡Oh, llegarás,
puedes estar segura, si caminas lo suficiente!
Eso era innegable,
por lo que trató con otra pregunta:
—¿Qué clase de
personas viven por aquí?
—Hacia allá —respondió
el Gato, señalando con su pata derecha— vive un Sombrerero y hacia allá vive
una Liebre de Marzo. Visita a cualquiera de ellos: ambos están locos.
—Pero yo no quiero
estar entre locos —protestó Alicia.
—¡Oh, eso no puedes
evitarlo! Todos estamos locos por aquí. Yo estoy loco y tú estás loca —respondió
el Gato.
—¿Cómo sé si estoy
loca? —preguntó Alicia.
—Debes estarlo —contestó
el Gato— o no hubieras venido aquí.
(...)
—Muy bien —contestó
el Gato— y se esfumó muy despacio, comenzando por la punta de la cola y terminando
con la sonrisa, que permaneció un rato después de haber desaparecido el resto
del cuerpo.
"¡Uf! He visto a
menudo gatos sin sonrisa —pensó Alicia—. ¡Pero una sonrisa sin gato es lo más
extraño que vi en mi vida!".