ABC, dos años después: por un país mejor para nuestros niños mexicanos

Dos años después del incendio en la Guardería ABC.
Fotografía de José Luis García

Por Addy Góngora Basterra

Nayeli, el viernes 5 de junio de 2009, iba a vestirse, una vez más, con su disfraz de princesa al llegar a casa. El mismo vestido que sus padres abrazan desconsolados cada vez que lo ven, colgado e inmóvil, de un gancho en la pared.

Julio quería ser superhéroe y tener para siempre su piñata de Hombre Araña junto a su cama. La piñata que defendió llorando en su cumpleaños para que nadie rompiera a golpes y de la que sus hermanos no quieren deshacerse.

María era muy pequeña para hablar, pero tenía una mirada que todo lo decía y una sonrisa que no se marchita a los ojos de quienes la amaron. Sonrisa de esas que tienen los niños de brazos cuando alguien, aunque sea un extraño, le hace muecas y a cambio obtiene el gesto auténtico y bendito de un alma sin malicia.

Misael vio el fuego y respiró el humo negro que como un monstruo de mil cabezas se fue enroscando en el aire dando señal de la tragedia. Cerca de las cuatro de la tarde, entre el sonido catastrófico de las sirenas, su madre corrió a buscarlo. Llevaba con gritos el nombre de su hijo. Entre el caos vio a las maestras, carcomidas de culpa y ansiedad ante la marea ardiente y el humo implacable que hubieran querido impedir de alguna manera. Les preguntó por su hijo; nadie pudo decirle nada. Hasta que lo vio. Misael estaba vivo, en shock, aparentemente a salvo, sin saber que después sus pequeños pulmones padecerían los estragos.

El 5 de junio del 2009 nunca será fecha cicatrizada, no es un día que pertenezca al pasado. Es un viernes que muchas familias viven crudamente cada día, herida que dolerá toda la vida, porque no hay consuelo ante el dolor de ver sufrir a un hijo, o peor aún, ante el dolor sin nombre de haberlo perdido.

Si la muerte en este mundo es un nacimiento en otro, en algún lugar todos los niños de la Guardería ABC habitan un mundo de fantasía, el lugar donde sus caricaturas favoritas son la realidad y ellos son superhéroes y princesas. En algún lugar están todos juntos, a salvo, sin dolor ni injusticias. Ahí, entre juegos y canciones, esperan que todos aquellos a quienes amaban y todos aquellos que los amaron, lleguen a continuar lo que en esta vida les fue interrumpido, porque no hay justicia que alcance para regresarlos con la piel intacta y con vida a sus familias.

Pero ya sabemos que lo que se mira con el corazón es para siempre, nunca muere. Por eso estos niños son recordados con infinito amor todos los días y de manera especial el día que nacieron: los vemos sonrientes en su última fiesta de cumpleaños en una fotografía colgada en internet, con mensajes de amor incondicional de sus familias. Las velitas del pastel cada año aumentan en festejos virtuales… uno, dos, tres añitos… mientras ellos están en el lugar que nosotros llamamos cielo, con la esperanza de que aquí en la tierra, con el legado que esos angelitos nos dejaron, juntos construyamos un país mejor y más seguro para nuestros niños mexicanos.

AGB




Notas relacionadas:

Wikipedia: Incendio en la Guardería ABC
http://es.wikipedia.org/wiki/Incendio_en_la_Guarder%C3%ADa_ABC


Cobertura.- Caso ABC: La vida después de la tragedia. http://www.eluniversal.com.mx/coberturas/cobertura104.html